Desde los inicios de la humanidad, esta ha tenido la necesidad de expresarse mediante la danza, la cual es actualmente implementada para educar a los niños del preescolar. Es conocidos por la mayoría de las personas el siguiente enunciado: los niños son los dueños del mañana; pero se sabe el significado que denota la frase presentada con anterioridad. Si los niños son dueños del futuro, quiere decir esto que en el presente se les descuidara su atención y de manera especial la educación que se les brinda en la actualidad. Después de dar a conocer lo anteriormente dicho es de gran relevancia reflexionar en estas incógnitas ¿Cuál es la diferencia existente entre la danza y las otras artes? ¿Qué importancia tiene la danza infantil en el proceso educativo? Estos interrogantes serán resueltos en el transcurso de las presentes líneas, las cuales llevan como fin principal el dar a conocer la concepción del autor referente al tema planteado en el inicio, además contribuir a mejorar la educación de los niños mediante la implementación de la danza. A diferencia de las otras artes – la literatura, la pintura o la escultura, la música y la danza transcurren en un breve plazo de tiempo y espacio, más allá del cual las imágenes significativas del movimiento desaparecen del ojo del espectador. La danza por su parte es un proceso que ha ido evolucionando hasta los más avanzados estadios culturales, sin que hayan desaparecidos niveles culturales anteriores producidos por la ideología de etapas socio-políticas-económicas determinadas y que aún coexisten con las más avanzadas; así también la danza en su trayectoria de siglos ha ido creando formas, maneras y estilos, que existen unos al lado de los otros y se influyen mutuamente.
Danza folklórica, herramienta educativa para la formación integral de los niños IntroducciónMuchos
han sido los comentarios y señalamientos acerca de la importancia de la danza
folklórica en la escuela primaria o en cualquier otro nivel educativo,
principalmente si ésta permite el desarrollo y una formación integral en los
niños.
Este
género dancístico forma parte de las manifestaciones artísticas que el hombre ha
expresado siempre desde sus orígenes. Su práctica puede facilitar el desarrollo
de las personas como mejores seres humanos, pues no sólo es bailar por bailar,
sino que se adquiere la capacidad de sentir, comunicarse físicamente, expresar
emociones y sentimientos, definir su identidad nacional y actuar de manera libre
y espontánea ante los demás, con quienes convive de manera cotidiana.
La
danza por sí misma juega ya un papel muy importante en el terreno educativo. Su
valor es real en la medida que despierta en el estudiante su propio encanto y lo
que de ello resulta: lo torna visible al momento de bailar y poner en práctica
su cuerpo con movimientos cadenciosos al ritmo de una pieza musical.
La
danza como expresión artística tiene que atender en su ejecución un aspecto
importante, ya que no puede mantenerse alejada ni separada de otra de las
manifestaciones que, a la par, también apareció desde sus orígenes,
permaneciendo unidas hasta la fecha, me refiero a la música.
Poner
en juego esta dualidad danza-música resulta grato y sorprendente, pues observar
y escuchar, a la vez, en una creación conjugada de estas dos manifestaciones,
cuerpo humano de por medio, manifiesta la gran diversidad de expresiones y
sensaciones que se pueden transmitir por éste; bien como dones naturales o como
algo posible de adquirir con el tiempo y con la práctica.
Foto: Nicolás Cruz
Valle
En
este artículo pretendo destacar la importancia de la danza folklórica como
herramienta educativa para la formación integral de los niños, así como el lugar
que ocupa esta disciplina en el Plan y Programas de Estudio 1993, que aún sigue
vigente; pese a que, a estas alturas, integrar y formar un grupo de danza
folklórica en la escuela sigue siendo un tema controversial, pues se sigue
considerando que la danza no aporta grandes beneficios.
Expertos
en la materia, como Laban, nos muestran lo contrario. Laban percibe que los
beneficios de la danza, en el terreno educativo, son trascendentales para quien
experimenta el placer de bailar, a solas o en grupo –experiencia poco común en
las sociedades modernas, también así en las escuelas–, de la cual, gracias a una
buena comunicación corporal, emergen aprendizajes a los que se le pueden
denominar: alegría del movimiento.
Danza
y escuela
Hoy
en día la escuela primaria es uno de los espacios donde los niños tienen la
oportunidad de conocer el mundo a través de contenidos temáticos que favorecen
su aprendizaje.
En
la currícula, además de los conocimientos generales, el alumno tiene también la
oportunidad de adquirir habilidades y destrezas que le permitirán formarse
íntegramente para estimular su creatividad e imaginación, ampliando sus
horizontes culturales; es decir, puede obtener satisfactoriamente una formación
que logre distinguirle en una de las asignaturas que conforman el actual Plan de
Estudios 1993 de educación primaria, la Educación Artística.
Esta
asignatura dirige su atención hacia el desarrollo de los niños, abordando en sus
contenidos los elementos básicos de las cuatro formas de expresión en las que se
organiza: “Expresión corporal y danza” es una de ellas y la destaco porque de
ésta se desprende la inquietud por escribir este artículo, como una invitación a
reflexionar sobre la importancia de la danza folklórica en la escuela, porque
cuenta con una perspectiva que incide en el desarrollo y formación integral de
los niños y con elementos que le facilitan la convivencia en la sociedad actual,
cada vez más demandante y globalizada.
Muchas
de las actividades que realizan los niños en sus juegos tienen relación con las
manifestaciones artísticas. Al cantar, pintar, bailar, actuar y representar
situaciones diversas, el niño disfruta y expresa sus sentimientos y emociones,
creando ambientes favorables que le ayudan a percibir su entorno de manera más
profunda y natural.
Dado
que la escuela es una parte medular para su desenvolvimiento, crecimiento y
desarrollo, los maestros somos partícipes directos de estos cambios, por lo que
nos apoyamos en la estructura temática de las asignaturas que conforman el
currículum; así que, si el niño canta, pinta, baila y actúa, entonces es
recomendable que la Educación Artística sea tomada en cuenta como una asignatura
completamente necesaria para la formación de los alumnos, y no aislada y ajena o
como relleno en actividades extracurriculares.
Así
lo establece Aguilar al decir que “la característica peculiar de la asignatura
de educación artística es que pone mayor énfasis en la vida emotiva de los
alumnos, que muchas veces es menospreciada pero que es fundamental tanto para el
desarrollo del individuo como para la propia construcción del conocimiento”
(2000: 7).
De
ser cierta esta afirmación, los niños de las escuelas primarias tendrían mayor
capacidad de desenvolvimiento en otras áreas, obtendrían mejores resultados en
el aprovechamiento escolar y, en términos generales, se estaría hablando de
seres humanos completos con capacidades y habilidades que les permitirían un
desarrollo personal íntegral, y el reconocimiento cultural que envuelve a
factores relacionados con el arte en cualquiera de sus
manifestaciones.
Este
enfoque nos permite entender que todas las personas nos expresamos corporalmente
de diferentes maneras, desde nuestro nacimiento y hasta el día en que morimos.
Se sabe también que cuando el ser humano, como tal, apareció sobre la tierra sus
primeras expresiones fueron los movimientos gestuales y corporales en
general.
De
todas esas expresiones corporales, se ha comprobado que ninguna ha alcanzado
mayores alturas que la danza. Expresión ésta, que hoy por hoy se nos muestra
naturalmente consolidada, determinando significativamente las características
particulares entre una cultura y otra.
Foto: Nicolás Cruz Valle
(detalle)
Corresponde
a la escuela convertirse en el espacio donde se promuevan actividades que
contribuyan a desarrollar en los alumnos la percepción, la creatividad, la
imaginación, la sensibilidad, la adquisición de valores, la necesidad de
pertenecer a un grupo, a tener identidad nacional, y a ejercitarse física,
emocional y espiritualmente.
La
danza folklórica mucho puede contribuir a que el cometido propuesto por la
Secretaría de Educación Pública (SEP) a través de los libros de apoyo como guía
en la Educación Artística se cumpla. Además, cuando se relaciona a ésta con las
demás asignaturas se evita, con el fomento de este género dancístico, la entrada
de otras culturas y tradiciones ajenas a la nuestra, que, poco a poco, van
teniendo entrada a nuestro país, sin ofrecer ventaja alguna.
Judith
Hanna, investigadora de este medio de expresión, define a la danza como
“secuencias de movimientos corporales no verbales con patrones determinados por
las culturas, que tienen un propósito y un valor estético a los ojos de quienes
presencian la danza” (1979: 19).
Los
usos que se la ha dado a este género en la actualidad son diversos, y gracias a
los aportes de Gardner se han puesto como evidencia antropológica los
siguientes:
“La danza puede reflejar y validar la organización social, puede servir
como vehículo para la expresión secular o religiosa, como diversión social o
actividad de recreación; como escape y liberación psicológicos, como declaración
de valores estéticos, como reflejo de un patrón de subsistencia económica, y por
supuesto para propósitos educacionales” (1999: 271).
Estas
evidencias ponen de manifiesto un sin fin de posibilidades para ser aplicadas en
la escuela primaria. El maestro a cargo de un determinado grupo de niños, deberá
ser quien pondere los usos más apropiados, destacando a esta actividad como la
mayor de las expresiones que han acompañado a la humanidad a lo largo su la
historia, en todas las épocas y en todas las culturas del mundo.
En
el actual Plan se concibe a la cultura como un proceso individual y colectivo de
creación y recreación; un modo de organizar, percibir e interpretar el mundo
natural y actual en el que vivimos; una manera de comunicarnos e interrelacionar
con el medio físico y social; un proceso del que forman parte las
manifestaciones artísticas, donde se ubican: la sonoro-musical (música),
gestual-dramática (teatro), plástica (pintura, escultura y arquitectura) y por
supuesto, la motriz-dancística (danza).
La
escuela privilegia cada una de estas actividades y les da sentido de acuerdo con
las necesidades institucionales que se requieren. Toma en cuenta, además, que
todas son adecuadas para trabajar con los alumnos pequeños, sobre todo porque la
infancia facilita el aprender cosas nuevas al tener despierto el interés, la
curiosidad y el asombro. Recursos que luego aplicará en espacios de su interés
personal.
En
este sentido y tomando en cuenta las 4 manifestaciones artísticas antes
señaladas, la danza en la escuela ha sido una de las actividades que pocas
primarias llevan a cabo. En la mayoría sólo intentan hacer uso de este medio
expresivo cuando van a presentar actividades cívicas, culturales y artísticos;
sin darse cuenta cabal que los niños son un importante potencial creativo para
dar forma y sentido a una pieza musical folklórica. Ello porque la expresión
corporal es su principal medio de lenguaje, pero en la práctica está
olvidada.
Nicolás Cruz
Valle** Licenciado en
Educación Primaria, y estudiante del 8° cuatrimestre de la maestría en Ciencias
de la Educación en el Instituto Superior de Investigación y Docencia para el
Magisterio (ISIDM).