domingo, 23 de septiembre de 2012



    ¡La oportunidad de cambiar el mañana!





Desde los inicios de la humanidad, esta ha tenido la necesidad de expresarse mediante la danza, la cual es actualmente implementada para educar a los niños del preescolar. Es conocidos por la mayoría de las personas el siguiente enunciado: los niños son los dueños del mañana; pero se sabe el significado que denota la frase presentada con anterioridad. Si los niños son dueños del futuro, quiere decir esto que en el presente se les descuidara su atención y de manera especial la educación que se les brinda en la actualidad. Después de dar a conocer lo anteriormente dicho es de gran relevancia reflexionar en estas incógnitas ¿Cuál es la diferencia existente entre la danza y las otras artes? ¿Qué importancia tiene la danza infantil en el proceso educativo? Estos interrogantes serán resueltos en el transcurso de las presentes líneas, las cuales llevan como fin principal el dar a conocer la concepción del autor referente al tema planteado en el inicio, además contribuir a mejorar la educación de los niños mediante la implementación de la danza.
A diferencia de las otras artes – la literatura, la pintura o la escultura, la música y la danza transcurren en un breve plazo de tiempo y espacio, más allá del cual las imágenes significativas del movimiento desaparecen del ojo del espectador.

La danza por su parte es un proceso que ha ido evolucionando hasta los más avanzados estadios culturales, sin que hayan desaparecidos niveles culturales anteriores producidos por la ideología de etapas socio-políticas-económicas determinadas y que aún coexisten con las más avanzadas; así también la danza en su trayectoria de siglos ha ido creando formas, maneras y estilos, que existen unos al lado de los otros y se influyen mutuamente.


la danza y la educacion

Danza folklórica, herramienta educativa para la formación integral de los niños

IntroducciónMuchos han sido los comentarios y señalamientos acerca de la importancia de la danza folklórica en la escuela primaria o en cualquier otro nivel educativo, principalmente si ésta permite el desarrollo y una formación integral en los niños.

Este género dancístico forma parte de las manifestaciones artísticas que el hombre ha expresado siempre desde sus orígenes. Su práctica puede facilitar el desarrollo de las personas como mejores seres humanos, pues no sólo es bailar por bailar, sino que se adquiere la capacidad de sentir, comunicarse físicamente, expresar emociones y sentimientos, definir su identidad nacional y actuar de manera libre y espontánea ante los demás, con quienes convive de manera cotidiana.

La danza por sí misma juega ya un papel muy importante en el terreno educativo. Su valor es real en la medida que despierta en el estudiante su propio encanto y lo que de ello resulta: lo torna visible al momento de bailar y poner en práctica su cuerpo con movimientos cadenciosos al ritmo de una pieza musical.

La danza como expresión artística tiene que atender en su ejecución un aspecto importante, ya que no puede mantenerse alejada ni separada de otra de las manifestaciones que, a la par, también apareció desde sus orígenes, permaneciendo unidas hasta la fecha, me refiero a la música.

Poner en juego esta dualidad danza-música resulta grato y sorprendente, pues observar y escuchar, a la vez, en una creación conjugada de estas dos manifestaciones, cuerpo humano de por medio, manifiesta la gran diversidad de expresiones y sensaciones que se pueden transmitir por éste; bien como dones naturales o como algo posible de adquirir con el tiempo y con la práctica.


Foto: Nicolás Cruz Valle

En este artículo pretendo destacar la importancia de la danza folklórica como herramienta educativa para la formación integral de los niños, así como el lugar que ocupa esta disciplina en el Plan y Programas de Estudio 1993, que aún sigue vigente; pese a que, a estas alturas, integrar y formar un grupo de danza folklórica en la escuela sigue siendo un tema controversial, pues se sigue considerando que la danza no aporta grandes beneficios.

Expertos en la materia, como Laban, nos muestran lo contrario. Laban percibe que los beneficios de la danza, en el terreno educativo, son trascendentales para quien experimenta el placer de bailar, a solas o en grupo –experiencia poco común en las sociedades modernas, también así en las escuelas–, de la cual, gracias a una buena comunicación corporal, emergen aprendizajes a los que se le pueden denominar: alegría del movimiento.


Danza y escuela

Hoy en día la escuela primaria es uno de los espacios donde los niños tienen la oportunidad de conocer el mundo a través de contenidos temáticos que favorecen su aprendizaje.

En la currícula, además de los conocimientos generales, el alumno tiene también la oportunidad de adquirir habilidades y destrezas que le permitirán formarse íntegramente para estimular su creatividad e imaginación, ampliando sus horizontes culturales; es decir, puede obtener satisfactoriamente una formación que logre distinguirle en una de las asignaturas que conforman el actual Plan de Estudios 1993 de educación primaria, la Educación Artística.

Esta asignatura dirige su atención hacia el desarrollo de los niños, abordando en sus contenidos los elementos básicos de las cuatro formas de expresión en las que se organiza: “Expresión corporal y danza” es una de ellas y la destaco porque de ésta se desprende la inquietud por escribir este artículo, como una invitación a reflexionar sobre la importancia de la danza folklórica en la escuela, porque cuenta con una perspectiva que incide en el desarrollo y formación integral de los niños y con elementos que le facilitan la convivencia en la sociedad actual, cada vez más demandante y globalizada.

Muchas de las actividades que realizan los niños en sus juegos tienen relación con las manifestaciones artísticas. Al cantar, pintar, bailar, actuar y representar situaciones diversas, el niño disfruta y expresa sus sentimientos y emociones, creando ambientes favorables que le ayudan a percibir su entorno de manera más profunda y natural.

Dado que la escuela es una parte medular para su desenvolvimiento, crecimiento y desarrollo, los maestros somos partícipes directos de estos cambios, por lo que nos apoyamos en la estructura temática de las asignaturas que conforman el currículum; así que, si el niño canta, pinta, baila y actúa, entonces es recomendable que la Educación Artística sea tomada en cuenta como una asignatura completamente necesaria para la formación de los alumnos, y no aislada y ajena o como relleno en actividades extracurriculares.

Así lo establece Aguilar al decir que “la característica peculiar de la asignatura de educación artística es que pone mayor énfasis en la vida emotiva de los alumnos, que muchas veces es menospreciada pero que es fundamental tanto para el desarrollo del individuo como para la propia construcción del conocimiento” (2000: 7).

De ser cierta esta afirmación, los niños de las escuelas primarias tendrían mayor capacidad de desenvolvimiento en otras áreas, obtendrían mejores resultados en el aprovechamiento escolar y, en términos generales, se estaría hablando de seres humanos completos con capacidades y habilidades que les permitirían un desarrollo personal íntegral, y el reconocimiento cultural que envuelve a factores relacionados con el arte en cualquiera de sus manifestaciones.

Este enfoque nos permite entender que todas las personas nos expresamos corporalmente de diferentes maneras, desde nuestro nacimiento y hasta el día en que morimos. Se sabe también que cuando el ser humano, como tal, apareció sobre la tierra sus primeras expresiones fueron los movimientos gestuales y corporales en general.

De todas esas expresiones corporales, se ha comprobado que ninguna ha alcanzado mayores alturas que la danza. Expresión ésta, que hoy por hoy se nos muestra naturalmente consolidada, determinando significativamente las características particulares entre una cultura y otra.


Foto: Nicolás Cruz Valle (detalle)

Corresponde a la escuela convertirse en el espacio donde se promuevan actividades que contribuyan a desarrollar en los alumnos la percepción, la creatividad, la imaginación, la sensibilidad, la adquisición de valores, la necesidad de pertenecer a un grupo, a tener identidad nacional, y a ejercitarse física, emocional y espiritualmente.

La danza folklórica mucho puede contribuir a que el cometido propuesto por la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través de los libros de apoyo como guía en la Educación Artística se cumpla. Además, cuando se relaciona a ésta con las demás asignaturas se evita, con el fomento de este género dancístico, la entrada de otras culturas y tradiciones ajenas a la nuestra, que, poco a poco, van teniendo entrada a nuestro país, sin ofrecer ventaja alguna.

Judith Hanna, investigadora de este medio de expresión, define a la danza como “secuencias de movimientos corporales no verbales con patrones determinados por las culturas, que tienen un propósito y un valor estético a los ojos de quienes presencian la danza” (1979: 19).

Los usos que se la ha dado a este género en la actualidad son diversos, y gracias a los aportes de Gardner se han puesto como evidencia antropológica los siguientes:

“La danza puede reflejar y validar la organización social, puede servir como vehículo para la expresión secular o religiosa, como diversión social o actividad de recreación; como escape y liberación psicológicos, como declaración de valores estéticos, como reflejo de un patrón de subsistencia económica, y por supuesto para propósitos educacionales” (1999: 271).

Estas evidencias ponen de manifiesto un sin fin de posibilidades para ser aplicadas en la escuela primaria. El maestro a cargo de un determinado grupo de niños, deberá ser quien pondere los usos más apropiados, destacando a esta actividad como la mayor de las expresiones que han acompañado a la humanidad a lo largo su la historia, en todas las épocas y en todas las culturas del mundo.

En el actual Plan se concibe a la cultura como un proceso individual y colectivo de creación y recreación; un modo de organizar, percibir e interpretar el mundo natural y actual en el que vivimos; una manera de comunicarnos e interrelacionar con el medio físico y social; un proceso del que forman parte las manifestaciones artísticas, donde se ubican: la sonoro-musical (música), gestual-dramática (teatro), plástica (pintura, escultura y arquitectura) y por supuesto, la motriz-dancística (danza).

La escuela privilegia cada una de estas actividades y les da sentido de acuerdo con las necesidades institucionales que se requieren. Toma en cuenta, además, que todas son adecuadas para trabajar con los alumnos pequeños, sobre todo porque la infancia facilita el aprender cosas nuevas al tener despierto el interés, la curiosidad y el asombro. Recursos que luego aplicará en espacios de su interés personal.

En este sentido y tomando en cuenta las 4 manifestaciones artísticas antes señaladas, la danza en la escuela ha sido una de las actividades que pocas primarias llevan a cabo. En la mayoría sólo intentan hacer uso de este medio expresivo cuando van a presentar actividades cívicas, culturales y artísticos; sin darse cuenta cabal que los niños son un importante potencial creativo para dar forma y sentido a una pieza musical folklórica. Ello porque la expresión corporal es su principal medio de lenguaje, pero en la práctica está olvidada.

 

Nicolás Cruz Valle** Licenciado en Educación Primaria, y estudiante del 8° cuatrimestre de la maestría en Ciencias de la Educación en el Instituto Superior de Investigación y Docencia para el Magisterio (ISIDM).